¡David Rockefeller, Agente del Nuevo Orden Mundial, Está Muerto! - 20 de marzo de 2017

¡David Rockefeller, Agente del Nuevo Orden Mundial, Está Muerto! - 20 de marzo de 2017

David Rockefeller, el famoso banquero y filántropo con el apellido que controlaba el banco de Chase Manhattan durante más de una década y ejercía una gran influencia en todo el mundo en el mundo de las finanzas, murió el lunes por la mañana en su casa en Pocantico Hills, Nueva York. 101. 

Un portavoz de la familia, Fraser P. Seitel, confirmó la muerte. 

A continuación se muestra un extracto de su obituario del NYT: 

Chase Manhattan había sido conocida como el banco Rockefeller, aunque la familia nunca poseía más del 5 por ciento de sus acciones.Pero el señor Rockefeller era más que un mayordomo. Como presidente y director ejecutivo a lo largo de los años setenta, lo hizo "el banco de David", como muchos lo llamaron, expandiendo sus operaciones a nivel internacional. 

Su estatura era mayor que cualquier título corporativo podría transmitir, sin embargo. Su influencia se hizo sentir en Washington y en las capitales extranjeras, en los corredores del gobierno de la ciudad de Nueva York, museos de arte, grandes universidades y escuelas públicas. 

El Sr. Rockefeller podría ser el último de una familia cada vez menos visible que ha cortado una figura tan imponente en el escenario mundial. Como defensor peripatético de los intereses económicos de los Estados Unidos y de su propio banco, fue una fuerza en los asuntos financieros mundiales y en la política exterior de su país. Fue recibido en capitales extranjeras con los honores otorgados a un jefe de estado. 

Fue el último nieto sobreviviente de John D. Rockefeller, el magnate que fundó la Standard Oil Company en el siglo 19 y construyó una fortuna que lo convirtió en el primer millonario de Estados Unidos y su familia uno de los más ricos y poderosos de la historia de la nación. 

Como heredero de ese legado, el Sr. Rockefeller vivió toda su vida en esplendor y privilegio baronial, ya sea en Manhattan (como un muchacho que él y sus hermanos rodarían por la Quinta Avenida arrastrados por una limusina en caso de que se cansaran) o al Sus magníficas fincas de campo. 

Imbuido de los modales discretos de la élite de la Costa Este, se adentraba en los tramos superiores de un mundo social neoyorquino de brillantes galas negras. Su filantropía era monumental, al igual que su colección de arte, un depósito museológico de unas 15.000 piezas, muchas de ellas obras maestras, algunas de las cuales cubrían las paredes de sus oficinas de 56 pisos por encima de las calles del Rockefeller Center, a las que reparó, Bien en sus 90s. 

En silencio testimonio de su poder y alcance fue su Rolodex, un catálogo de unos 150.000 nombres de personas que había conocido como un banquero-estadista. Se necesitaba una habitación propia junto a su oficina. 
Extendido por debajo de ese aerie corporativo era una ciudad que amaba e influyó poderosamente. Fue instrumental en reunir al sector privado para ayudar a resolver la crisis fiscal de la Ciudad de Nueva York a mediados de los años setenta. Como presidente del Museo de Arte Moderno durante muchos años -su madre había ayudado a fundarla en 1929- dirigió un esfuerzo para alentar a las empresas a comprar y exhibir arte en sus edificios de oficinas ya subsidiar museos locales. Y como presidente de la Asociación de la Ciudad de Nueva York, una coalición de ejecutivos de negocios, fomentó la innovación en las escuelas públicas y el desarrollo de miles de apartamentos para familias de bajos ingresos y de clase media. 

Siempre era consciente de la mística que rodeaba el nombre de Rockefeller. 


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